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En Clínica Biobío hemos realizado más de 130 cirugías de cadera, gracias a un convenio con Fonasa para ayudar a reducir la lista de espera por intervenciones quirúrgicas.

Patricia Villalobos tiene 68 años y siempre fue una mujer activa, hasta que comenzó a sentir dolor en un costado de su cadera. Los malestares que sentía eran tan fuertes que necesitaba utilizar bastones para aliviarlos y mantener el equilibrio. Incluso, en algunas oportunidades tuvo que valerse de una silla de ruedas.

“Los síntomas empezaron con un poco de dolor al caminar, eran como pequeños pinchazos al dar el paso”, recuerda la paciente y agrega: “Antes de operarme me costaba mucho caminar, de hecho, ya estaba arrastrando la pierna derecha. Cuando visité al médico me señaló que necesitaba operarme rápidamente la cadera”.

Sin embargo, debido al estallido social y luego a la pandemia, su operación no pudo llevarse a cabo de inmediato, por lo que siguió con molestias por 3 años, a la espera de su turno para una cirugía. “No se pudo antes, pero tuve la paciencia y la fortaleza de esperar. Me estaba atendiendo en un hospital y fue ahí cuando me llamaron y derivaron a Clínica Biobío, cuenta Patricia.

Cabe señalar, que son varios los especialistas que atienden a pacientes derivados por Fonasa. Uno de ellos es el Dr. Rodrigo Rivera, especialista en Traumatología y Ortopedia y subespecialista en Cirugía Reconstructiva de cadera y pelvis, quien explica: “La artrosis de cadera es una enfermedad muy invalidante, limita los desplazamientos y la movilidad por dolor en la articulación de la cadera debido al desgaste del cartílago articular, lo que limita progresivamente los rangos de movimiento por dolor e incluso la carga del propio peso. Si bien es una cirugía compleja, los resultados funcionales son muy buenos en la mayoría de los pacientes, aunque no está exenta de complicaciones”.

Además, el profesional recalca la importancia de atender pacientes del sistema público. “Estamos muy contentos del convenio que la Clínica tiene con Fonasa, ya que nos ha permitido ayudar a muchos pacientes a mejorar su calidad de vida, quienes por diversos factores, principalmente la pandemia, no han podido resolver su patología en hospitales.

De esta forma, Patricia fue sometida a una artroplastia total de cadera, que permite reemplazar la cadera afectada con artrosis severa por una prótesis que da movilidad mediante la articulación de un vástago (o componente femoral) con un cotilo (o componente acetabular) para permitir recuperar la movilidad sin dolor.

“Me cambió la vida al 100%, ahora puedo valerme por mí misma, caminar sola y sin bastones. Antes tenía que disponer de mi familia para que me ayudaran. Mi marido adaptó el primer piso de la casa para que pudiéramos dormir ahí y modificó la ducha para que no me tropezara, ya que era imposible para mi subir las escaleras”, confiesa.

“Los profesionales que me atendieron fueron excelentes, en especial el Dr. Rivera, quien con su alegría me apoyó bastante”, finaliza la paciente.