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Otitis veraniega

La piscina es una de las entretenciones favoritas de los niños en esta época de calor. Se trata del lugar donde se refrescan, pero también puede ser vía de contagio de algunas enfermedades.

El oído tiene varias zonas que pueden infectarse, lo que causa diferentes tipos de otitis. Es importante poder distinguirlas, ya que cada una de ellas se trata de un modo diferente. En este período del año, la más frecuente es la externa, también conocida como oído de nadador.

Consiste en la infección del conducto auditivo externo, que es el que va desde la oreja hacia el interior, hasta llegar al tímpano. Generalmente, se produce por el agua que queda en el oído después de nadar, lo que crea el ambiente húmedo propicio para el desarrollo de bacterias. 

Además, el agua de piscinas, lagos y ríos, muchas veces está contaminada con diferentes microorganismos. En condiciones normales, estos microbios pueden vivir sin problemas en la piel de los oídos. Pero en verano, con altas temperaturas y humedad, proliferan causando infecciones.

Introducir los dedos, hisopos de algodón u otros objetos en los oídos, también puede provocar una otitis externa al dañar la capa de piel que recubre el conducto auditivo, que es muy delgada.

Sus síntomas son leves al principio, pero pueden empeorar si la infección no se trata a tiempo. El Dr. Patrick Delucchi, otorrinolaringólogo de Clínica Biobío, explica los principales signos de alerta:

 

“Como medida de precaución, lo principal es no mojar el oído. Es tan simple como eso. Mantener secos los oídos. Hay personas que desarrollan otitis externas recurrentes. Ellos no deberían sumergir la cabeza en el agua”, explica el Dr. Delucchi, quien también entrega las siguientes recomendaciones:

 

 



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